lunes, septiembre 22, 2008

LA POESIA EN LOS OJOS DE VELASQUEZ


El poeta Carlos Velásquez Iwaki, nos habla de su evolución literaria, de su libro “Retrato en Tránsito” y de lo que sus ojos ven en la poesía. Velásquez busca también la reivindicación de pueblos ya desaparecidos que aún rondan en sus sueños.En el año 2006 la Editorial Auqui publicó “Retrato en Tránsito” de Velásquez Iwaki. Su anterior obra fue “El camino desaliento”, el autor nos habla de la evolución entre ambas publicaciones.
“Desde “El camino desaliento”, evidentemente hay una transición autocrítica de todo lo que he escrito. Sin embargo es un libro valedero para mí por cuanto marca el inicio de una concepción poética de un universo poético propio.
El título de mi última publicación fue escogido por mi editor, el poeta Vladimir Herrera. Es parte de un poema incurso en mi poemario publicado en el 2006”. Velásquez tiene su particular visión del concepto poético. “Para mi la poesía es más que un refugio de lo personal, es la preocupación por el hombre de este siglo, su sistema de vida. La poesía es esencialmente sincretismo, la precisión de la palabra.
Por eso soy admirador del gran César Vallejo”.En medio de la Plaza Regocijo, el poeta nos explica lo que intenta transmitir a sus lectores con su poemario. “A través de la poesía busco llegar al sincretismo que se acerque al silencio que es lo que expresaría en realidad la esencia misma de la poesía, que también busca expresar la fusión de la sensación y la emoción vividas como poetas sin puente alguno en el tiempo. Busco el silencio porque soy un cultor solitario del haiku japonés que en esencia se expresa a través del silencio”.
Finalmente el autor nos habla de la dedicatoria de su libro. “Al pueblo Huachipaire, que aún habita mis sueños, a quien donde quiere que esté dedico este libro”. “La poesía que mi madre narró tenía que ver con los pueblos contactados ya desaparecidos, arrasados por el supuesto desarrollo de la civilización.
Yo viví en la selva de Cusco y viví como desaparecieron estas culturas e intento reivindicar a estos personajes que poblaron mi infancia y siguen poblando mis sueños”.

martes, septiembre 09, 2008

PRESENTACION EN CUSCO, LIBRO DE MARIO GUEVARA PAREDES

EL DESAPARECIDO:
EL NACIMIENTO DE UN ESCRITOR

Es para mí un honor poder presentar al lector esta nueva edición de El desaparecido del conocido escritor cuzqueño Mario Guevara Paredes (1956). Voz, sin lugar a dudas, entre las más destacadas y prometedoras del panorama literario peruano contemporáneo y, quizás también de aquello hispanoamericano, el autor del afortunado Cazador de Gringas & otros cuentos (1995) nos brinda con la reedición de este libro la posibilidad de volver a leer esta primera cosecha de su quehacer literario.

Narrador cuyo estilo se inscribe en la tradición de maestros de la narrativa breve como Monterroso, Arreola o Ribeyro, Guevara Paredes ha conseguido hacer, a lo largo de su camino artístico, de la concisión y de la esencialidad sintácticas los rasgos más notables y característicos de su escritura; toda su obra está marcada por esta íntima y continua búsqueda verbal en pos de una oración que pueda articular de manera eficaz y sencilla la visión amargamente irónica que el autor tiene del gran teatro del mundo y de sus protagonistas. El resultado de este esfuerzo creativo es un interesante corpus cuentístico en el que el autor consigue, a través de la representación y la narración, condensando en pocos y eficaces párrafos las atormentadas y complejas existencias de sus personajes y de su entorno, pintar uno de los frescos más originales y cáusticos de la sociedad peruana de los últimos años y de sus cambios; es suficiente pensar en el hecho de que el brichero, una de las figuras más famosas nacidas de la pluma del escritor, ya entró en el imaginario literario nacional, volviéndose objeto de debates, investigaciones y también material para cuentos de otros escritores, para comprender el papel protagónico jugado por la narrativa de Guevara Paredes en las letras peruanas actuales.

Con esta nueva edición de El desaparecido (revisada y enriquecida por unos cuantos logrados cambios), como ya íbamos diciéndo, el escritor nos invita a emprender un viaje a la semilla en su producción literaria y a descubrir y gustar de este texto que marcó su debut en el mundo de la literatura. Publicada por primera vez, de forma casi artesanal, en 1988, esta colección de cuentos es, en efecto, la concretización de un sueño largamente acariciado por el autor durante ocho largos años de aprendizaje y preparación. Su decisión de ingresar en el mundo de la literatura, madurada durante su experiencia de trabajador clandestino en Venezuela, fue, como reivindicado con orgullo por el mismo Guevara Paredes en su testimonio de vida leído durante el II Encuentro de Narradores Andinos, como tirarse a la piscina sin saber nadar, y su formación como escritor tuvo forzadamente que pasar por largas luchas para poder colmar sus lagunas expresivas y gramaticales y para adueñarse de las técnicas y de los fundamentos de la diégesis. Fueron estos años en que, guiado por el ejemplo del famoso Henry Charrière, autor de Papillon, Mario Guevara Paredes se dedicó con unción y perseverancia a voraces y omnívoras lecturas y a investigar los recovecos de la ficción y de la escritura.

De esta larga y trabajosa experiencia brotaron los cuentos que constituyen este libro. Libro liminar en el que el escritor, intentando cumplir un primer ajuste de cuentas con sus propios demonios interiores, hace confluir sus vivencias y las obsesiones que marcaron su vida anterior. La voz cínica y a veces socarrona del narrador va acompañando al lector a lo largo de nueve textos estilística y estructuralmente excelentes en los que, sobre el telón de fondo del Perú de los ochenta, desfilan grotescas y trágicas figuras. Los temas alrededor de los cuales se articulan las distintas historias son los que, como en todos los buenos escritores, a partir de El desaparecido volverán a repetirse en las obras siguientes adquiriendo cada vez más espesor y complejidad: la crítica a las convenciones y a las injusticias de la sociedad, la desalentadora toma de conciencia de la inanidad y de la vacuidad de la condición del ser humano y el rotundo rechazo del poder en general, con más exactitud de la ideología castrense, de todas sus expresiones y degeneraciones, son uno de los ejes temáticos principales y más evidentes del libro.

Pienso aquí en cuentos como «Dos mundos», sátira feroz de las disparidades que existen entre las clases sociales, que narra la frustración sufrida por dos pimpollos de una familia adinerada que, aburridos de sus lujosos juguetes, intentan incorporarse a los juegos de un grupo de niños pobres, o en un texto como «La otra mujer» donde, a través de la puesta en escena de la derrota existencial de una anciana costurera, el autor desarrolla una amarga reflexión sobre el inexorable paso del tiempo y la imposibilidad de recobrar lo que quedó atrás. Ejemplo perfecto de ironía y cinismo es el cuento epónimo de la colección donde Guevara Paredes consigue crear una de las más logradas y divertidas puestas en solfa de las fuerza armadas, de su lenguaje y de su código ético; aquí la despiadada mirada del narrador se enfoca en la grotesca figura del general Perpetuo Balboa, héroe de la lucha antisubversiva que se ha quedado en una silla ruedas al volver de la zona de conflicto, y en los desesperados y ridículos intentos que, al desaparecer su hijo, él y sus correligionarios emprenden para rescatarlo. La farsesca representación de los militares y de su mundo como medio para denunciar sus brutalidades y sus crímenes en los años del terror nos lleva al otro cuento de tema castrense presente en el libro, «Solo una niña». Texto donde los horrores de la guerra contra la insurgencia, que aquí se desatan en contra de una niña culpable de tener el mismo apellido de un terrorista, son representados sin ningún filtro poético en toda su crueldad y barbarie.

Junto a estos temas más íntimos y más cercanos a la experiencia personal del autor aparecen en el libro otros más clásicos y más relacionados con la gran tradición ficcional internacional; en textos como, por ejemplo, «Los perros de la noche» o «Un golpe de suerte» a las andanzas y a las desventuras de los antihéroes guevarianos se añaden leitmotiv narrativos como los del doble o los del final sorpresivo que demuestran las cualidades de consumado fabulador de Guevara Paredes.

Me hubiera gustado poder detenerme y profundizar más en el análisis de las características y de las peculiaridades de la obra de Mario Guevara Paredes, pero no creo que éste sea el lugar más adecuado para emprender una investigación crítica que llevaría más tiempo y sobre todo más páginas para poder ser llevada a cabo; ya es la hora de que el que escribe esta breve introducción se haga de un lado y deje al lector al placer y el gusto que, sin dudas, le brindarán estas excelentes páginas.

Rodja Bernardoni
Italia Siena, 2008

miércoles, julio 16, 2008

La última novela corta de Lucho NIeto

Luis Nieto Degrégori ha publicado: El guachimán y las otras historias, Editorial Alfaguara. Ahora habla acerca de su oficio, Arguedas, Vargas Llosa.

Ser narrador en el Perú

–¿Qué significa ser escritor en el Perú?
–Es un gran reto porque nuestro país es muy complejo, es la suma de “todas las sangres” como decía Arguedas. Por otro lado, es vivir también una aventura creativa apasionante, al tratar de reflejar esta diversidad, esta sociedad tan dura y cautivante.
–¿Cómo le ha tratado la crítica en general?
Por lo general, recibí muchos palos cuando recién aparecieron mis libros. Recuerdo que cuando publiqué los libros referidos al tema de la violencia, hasta me dijeron, me aconsejaron directamente que lanzara la pluma, que no valía la pena conversar ni siquiera en un café sobre lo que escribía. Enseguida vino la crítica académica, los críticos provenientes de las ciencias sociales, así se fue haciendo con el tiempo, una valoración mesurada.
–¿Toda esta experiencia aparece en Guachimán?.
–Efectivamente, es una mirada de las Limas que hay dentro de la Lima actual. Sobre todo de los nuevos limeños emergentes que están ganando un espacio. Son dos novelas cortas y un cuento. La novela principal le da título al conjunto. Es la historia de un guachimán que se hace de una cantidad de dólares de la empresa en la que trabaja, eso le permite por unos días vivir una juerga, así trata de recuperar su dignidad como persona.
–¿Cuál es la estructura de la novela?
–Es una novela contada en primera persona, necesitaba que el personaje transmita a fondo sus experiencias, este cambio radical que ocurre en su vida, con algunos recursos técnicos que expliquen el por qué de sus acciones.
–¿Usted es un escritor andino o criollo?
–Soy un escritor andino. Lo pregono en ensayos desde hace más de diez años y en revistas de ciencias sociales. En el encuentro de Madrid todo fue claro. Ahora ese tema debe pasar de la discusión a la crítica académica, será donde se dilucide con mayor seriedad.
–¿Qué opina de Vargas Llosa?
–Lo conocí de niño en casa de mi padre. Conversación en la catedral, es su mejor obra, pero me disgusta que haya tomado al pie de la letra el leiv motv de la novela, ¿en qué momento se jodió en Perú? Discrepo de su opción política y posesión ideológica, me inclino más por Arguedas. Sin embargo, sinceramente me gustaría que le dieran el Premio Nobel.