sábado, diciembre 22, 2007

LA REFORMA DEL ESTADO EN EL CUSCO

JESUS MANYA SALAS

Uno de los grandes retos que tiene un proceso de maduración de la autonomía regional en la descentralización, es la construcción de un nuevo estado regional, que reemplace a las viejas estructuras obsoletas, ineficientes y muchas veces corruptas; construir región es una responsabilidad que no se la podemos atribuir al centralismo, es una tarea histórica del descentralismo, porque seguir gobernando con las viejas estructuras ya resultaría irracional e inexplicable en una gestión moderna, transparente que requieren los tiempos. Por esta razón es que la reforma del estado en las regiones, no puede pasar por una simple reestructuración o reorganización, requiere respuestas y soluciones que partiendo de los conceptos básicos de autonomía política, autonomía económica y suficiencia financiera, autonomía y eficiencia administrativa, junto a la autonomía y participación ciudadana y social, sean capaces de fundar una verdadera reforma del estado.

UN NUEVO ESTADO PARA EL DESARROLLO Y EL PROGRESO
La reforma del estado no puede ser una formulación administrativa u organizativa, los estados y sus estructuras se organizan para cumplir una misión y un objetivo, por cuya razón son perfectibles de acuerdo a la dinámica de cambios que exigen la realidad nacional, internacional y regional. El Cusco está en el marco de grandes mutaciones sociales, económicas, culturales y políticas, por consiguiente tiene que responder a los grandes proyectos que aspiran sus ciudadanos como tal, ubicar su rol en el contexto del macro sur, ser una plataforma para formular cambios nacionales y prepararse para las oportunidades que el mundo globalizado le brinda; no estar al corriente y como actores para estas circunstancias sería nefasto; por consiguiente la reforma del estado tiene que pasar por construir una HOJA DE RUTA DEL GOBIERNO concertada y consensuada por todos los actores, en cuyo marco la reformulación y actualización del PLAN DE DESARROLLO ESTRATEGICO resulta necesaria e imprescindible.

Diversas voces autorizadas de la sociedad y del mundo especializado señalan que el Cusco tiene sus mayores potencialidades en: la energía gascífera y eléctrica, en la minería que empieza a sentar plaza, en el turismo, la agricultura y el sector productivo, en cuyo concurso el sistema vial con todas sus modalidades son como las venas del cuerpo humano; todo lo cual debe apuntar a generar empleo digno y productivo, para mejorar la calidad del ciudadano en la salud, educación, vivienda, etc. Esa tendencia y prospectiva tiene que reflejarse en el nuevo estado regional. Se tiene que superar el carácter burocrático, superpuesto de servicios de la actual vieja estructura a la construcción de un estado emprendedor, generador de oportunidades, ágil, eficiente y transparente, participativo y desconcentrado; con sectores claramente señalados y objetivos precisos. Negar el derecho al cambio que requiere todo el pueblo por algunos privilegios individuales no resiste ningún debate; cerrar el cambio por triquiñuelas legalistas es una argucia conservadora, la legislación descentralista y regional está en construcción y es parte del desarrollo constitucional en marcha y debate, y finalmente las decisiones políticas son una de las fuentes del derecho.

LA ORGANIZACIÓN DEL NUEVO ESTADO REGIONAL
En la actualidad en las regiones existen cuatro estructuras estatales superpuestas; por un lado el gobierno regional, los ministerios nacionales por sector, los llamados “proyectos especiales” y finalmente los organismos no descentralizados de carácter nacional; este frondoso árbol sin embargo ha demostrado que no es eficiente, gasta más de lo que produce, tiene innumerables directorios y funcionarios de confianza, triplican funciones y finalmente tienen poco resultados. Esto tiene que cambiar radical y sustancialmente, las cosas no se resuelven con parches, se tiene que construir un NUEVO ORGANIGRAMA DEL ESTADO REGIONAL.

Este nuevo estado regional tiene que combinar cuatro principios organizativos: 1) construir una estructura promotora del desarrollo, 2) cumplir sus roles y funciones sociales, 3) tener órganos que permitan la eficiencia y transparencia en su funcionamiento y finalmente 4) los mecanismos del control y vigilancia ciudadana que tiene un estado participativo y democrático; esto supone y significa que necesitamos tener un Ministerio Regional o Gerencia Regional de la Educación, Salud y Vivienda, entre otros por la parte social; junto al Ministerio o Gerencia Regional de Energía y Minas, Turismo, Desarrollo Económico y Productivo, Desarrollo Agropecuario, Recursos Naturales y Medio Ambiente; Gerencia de Ciencia y Cultura, entre otros; todos los cuales deben ser potenciados desde una Gerencia de Planificación y Presupuesto; Infraestructura, Integración y Cooperación Internacional entre otros, los cuales deben tener un ente coordinador conformando un GABINETE REGIONAL O JUNTA DE GERENTES que deben cumplir una especie de CONSEJO DE MINISTROS REGIONALES a cuya cabeza debe estar el Gerente General con las funciones de un Primer Ministro Regional, pensando en políticas regionales y muy lejos de la actual producción burocrática. Todo esto con un Poder Ejecutivo encabezado por el Presidente Regional y un Poder Legislativo a cuya cabeza debe estar un Presidente del Consejo Regional; en un real equilibrio de poderes y cada quien con sus facultades y competencias; en esa relación fortalecer un CCR y Comité de Vigilancia y Control Ciudadano, que hagan real y viable la participación de la sociedad. Estando preparados así, podremos asumir todas las transferencias que debe hacer el centralismo en los próximos días, con lo cual optimizaremos recursos y capacidades.

Por otro lado tiene que existir la coherencia descentralista en la propia región hacia sus provincias, construyendo manconumidades de la región y las municipalidades, para atender las demandas de los pueblos que se encuentran más postergados que la ciudad; como también oficinas zonales o subregionales que atiendan y articulen la presencia del estado regional en dichos territorios; el viejo centralismo hace muchos años, cerró las puertas de las subregiones, ahora tenemos que caminar por la descentralización en nuestra propia realidad, sólo así podremos entender y comprender la complejidad del Cusco andino y amazónico que es una realidad y una identidad que debemos construir.

Los derechos laborales en el marco de un nuevo estado regional, no solo garantizan los derechos adquiridos, sino que debe desarrollarlos y ser incluyente a la actual diferenciación y exclusión que existe entre sectores del mismo aparato del estado; debe ser por otro lado un punto de partida para una Ley de la Administración Pública, que defienda y promocione a los funcionarios de carrera sobre la base del mérito y la especialización.

CONSTRUIR EL NUEVO LIDERAZGO REGIONAL
El compromiso de UPP y Hugo Gonzáles junto a la propuesta de enfrentar al neoliberalismo programática y políticamente, fue construir una alternativa regional y descentralista; la reforma del estado es una prueba de fuego y un reto que tiene que resolver; a un año de gestión es evidente que es imposible enfrentar exitosamente al centralismo y su viejo estado nacional y regional, teniendo un andamiaje y un aparato obsoleto como el que existe actualmente. Los cambios y la reforma del estado es una demanda y un reclamo de las grandes mayorías.

Un nuevo estado regional requiere un esfuerzo colectivo del mundo de la política, de la sociedad, de la cultura, entre otros; requiere que el ACUERDO REGIONAL DEL CUSCO, que tiene aún sus pasos iniciales trabaje y desarrolle POLITICAS REGIONALES con una visión de conjunto y con propuestas concretas por sectores. En este marco debe constituirse también el Consejo Regional de Planeamiento y Concertación, junto con una Oficina de Fomento a la Inversión Privada, capaz de hacer viable los macro-proyectos que levanta la región. Si luchamos por un Gaseoducto Macro-Regional, requerimos técnicos competentes y ministros regionales con capacidad y convocatoria, del mismo modo una Política de Estado para el Turismo, tiene que calificar la participación de los empresarios, de la sociedad civil, mirando en grande al Cusco, diversificando los productos turísticos, mejorando la calidad de los servicios, pero sobre todo, haciendo una buena redistribución al conjunto de la sociedad de los ingresos del patrimonio que corresponde a todos sin discriminación alguna.

En los albores del siglo pasado El Cusco tuvo una de las primeras olas de su industrialización; en los cincuenta llego la segunda ola, obligado por las consecuencias del terremoto, que obligó a construir de nuevo todo; ahora nuestra generación tiene la oportunidad de jugar un rol fundacional para dar paso firme a la tercera ola del desarrollo; las oportunidades están planteadas nacional e internacionalmente, financiera, social y culturalmente; pese a las trabas y candados del centralismo, demostremos que desde la cuna de la civilización andina y amazónica si es posible avanzar en la escalera del progreso.