EL NACIMIENTO DE UN ESCRITOR
Es para mí un honor poder presentar al lector esta nueva edición de El desaparecido del conocido escritor cuzqueño Mario Guevara Paredes (1956). Voz, sin lugar a dudas, entre las más destacadas y prometedoras del panorama literario peruano contemporáneo y, quizás también de aquello hispanoamericano, el autor del afortunado Cazador de Gringas & otros cuentos (1995) nos brinda con la reedición de este libro la posibilidad de volver a leer esta primera cosecha de su quehacer literario.
Es para mí un honor poder presentar al lector esta nueva edición de El desaparecido del conocido escritor cuzqueño Mario Guevara Paredes (1956). Voz, sin lugar a dudas, entre las más destacadas y prometedoras del panorama literario peruano contemporáneo y, quizás también de aquello hispanoamericano, el autor del afortunado Cazador de Gringas & otros cuentos (1995) nos brinda con la reedición de este libro la posibilidad de volver a leer esta primera cosecha de su quehacer literario.
Narrador cuyo estilo se inscribe en la tradición de maestros de la narrativa breve como Monterroso, Arreola o Ribeyro, Guevara Paredes ha conseguido hacer, a lo largo de su camino artístico, de la concisión y de la esencialidad sintácticas los rasgos más notables y característicos de su escritura; toda su obra está marcada por esta íntima y continua búsqueda verbal en pos de una oración que pueda articular de manera eficaz y sencilla la visión amargamente irónica que el autor tiene del gran teatro del mundo y de sus protagonistas. El resultado de este esfuerzo creativo es un interesante corpus cuentístico en el que el autor consigue, a través de la representación y la narración, condensando en pocos y eficaces párrafos las atormentadas y complejas existencias de sus personajes y de su entorno, pintar uno de los frescos más originales y cáusticos de la sociedad peruana de los últimos años y de sus cambios; es suficiente pensar en el hecho de que el brichero, una de las figuras más famosas nacidas de la pluma del escritor, ya entró en el imaginario literario nacional, volviéndose objeto de debates, investigaciones y también material para cuentos de otros escritores, para comprender el papel protagónico jugado por la narrativa de Guevara Paredes en las letras peruanas actuales.
Con esta nueva edición de El desaparecido (revisada y enriquecida por unos cuantos logrados cambios), como ya íbamos diciéndo, el escritor nos invita a emprender un viaje a la semilla en su producción literaria y a descubrir y gustar de este texto que marcó su debut en el mundo de la literatura. Publicada por primera vez, de forma casi artesanal, en 1988, esta colección de cuentos es, en efecto, la concretización de un sueño largamente acariciado por el autor durante ocho largos años de aprendizaje y preparación. Su decisión de ingresar en el mundo de la literatura, madurada durante su experiencia de trabajador clandestino en Venezuela, fue, como reivindicado con orgullo por el mismo Guevara Paredes en su testimonio de vida leído durante el II Encuentro de Narradores Andinos, como tirarse a la piscina sin saber nadar, y su formación como escritor tuvo forzadamente que pasar por largas luchas para poder colmar sus lagunas expresivas y gramaticales y para adueñarse de las técnicas y de los fundamentos de la diégesis. Fueron estos años en que, guiado por el ejemplo del famoso Henry Charrière, autor de Papillon, Mario Guevara Paredes se dedicó con unción y perseverancia a voraces y omnívoras lecturas y a investigar los recovecos de la ficción y de la escritura.
De esta larga y trabajosa experiencia brotaron los cuentos que constituyen este libro. Libro liminar en el que el escritor, intentando cumplir un primer ajuste de cuentas con sus propios demonios interiores, hace confluir sus vivencias y las obsesiones que marcaron su vida anterior. La voz cínica y a veces socarrona del narrador va acompañando al lector a lo largo de nueve textos estilística y estructuralmente excelentes en los que, sobre el telón de fondo del Perú de los ochenta, desfilan grotescas y trágicas figuras. Los temas alrededor de los cuales se articulan las distintas historias son los que, como en todos los buenos escritores, a partir de El desaparecido volverán a repetirse en las obras siguientes adquiriendo cada vez más espesor y complejidad: la crítica a las convenciones y a las injusticias de la sociedad, la desalentadora toma de conciencia de la inanidad y de la vacuidad de la condición del ser humano y el rotundo rechazo del poder en general, con más exactitud de la ideología castrense, de todas sus expresiones y degeneraciones, son uno de los ejes temáticos principales y más evidentes del libro.
Pienso aquí en cuentos como «Dos mundos», sátira feroz de las disparidades que existen entre las clases sociales, que narra la frustración sufrida por dos pimpollos de una familia adinerada que, aburridos de sus lujosos juguetes, intentan incorporarse a los juegos de un grupo de niños pobres, o en un texto como «La otra mujer» donde, a través de la puesta en escena de la derrota existencial de una anciana costurera, el autor desarrolla una amarga reflexión sobre el inexorable paso del tiempo y la imposibilidad de recobrar lo que quedó atrás. Ejemplo perfecto de ironía y cinismo es el cuento epónimo de la colección donde Guevara Paredes consigue crear una de las más logradas y divertidas puestas en solfa de las fuerza armadas, de su lenguaje y de su código ético; aquí la despiadada mirada del narrador se enfoca en la grotesca figura del general Perpetuo Balboa, héroe de la lucha antisubversiva que se ha quedado en una silla ruedas al volver de la zona de conflicto, y en los desesperados y ridículos intentos que, al desaparecer su hijo, él y sus correligionarios emprenden para rescatarlo. La farsesca representación de los militares y de su mundo como medio para denunciar sus brutalidades y sus crímenes en los años del terror nos lleva al otro cuento de tema castrense presente en el libro, «Solo una niña». Texto donde los horrores de la guerra contra la insurgencia, que aquí se desatan en contra de una niña culpable de tener el mismo apellido de un terrorista, son representados sin ningún filtro poético en toda su crueldad y barbarie.
Junto a estos temas más íntimos y más cercanos a la experiencia personal del autor aparecen en el libro otros más clásicos y más relacionados con la gran tradición ficcional internacional; en textos como, por ejemplo, «Los perros de la noche» o «Un golpe de suerte» a las andanzas y a las desventuras de los antihéroes guevarianos se añaden leitmotiv narrativos como los del doble o los del final sorpresivo que demuestran las cualidades de consumado fabulador de Guevara Paredes.
Me hubiera gustado poder detenerme y profundizar más en el análisis de las características y de las peculiaridades de la obra de Mario Guevara Paredes, pero no creo que éste sea el lugar más adecuado para emprender una investigación crítica que llevaría más tiempo y sobre todo más páginas para poder ser llevada a cabo; ya es la hora de que el que escribe esta breve introducción se haga de un lado y deje al lector al placer y el gusto que, sin dudas, le brindarán estas excelentes páginas.
Rodja Bernardoni
Italia Siena, 2008
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