Los 100 años de Andrés Alencastre:
KILLKU WARAK´A KUTIMUYNIN
Jesús Manya Salas
KILLKU WARAK´A KUTIMUYNIN
Jesús Manya Salas
Hace cien años en un alejado pueblo de la nación K´ana en la hacienda Parq´o, nació Killku Warak´a, señalado por José María Arguedas como el mejor poeta quechua del Siglo XX, por sus extraordinarios aportes a la recreación literaria del idioma andino, en Taki Parwa una de sus primeras entregas poéticas, pudo romper los anaqueles del discurso anacrónico y retórico que todavía hablan y pregonan algunos académicos en la actualidad, con Taki Ruru y Yawar Para, extendió la poética andina a una visión de los seres humanos y sus grandes problemas irresueltos, con estos libros volvieron a hablar los Apus y los Pumas con la modernidad, muy lejos de las composiciones religiosas a la que había sido arrinconado el quechua desde el colonialismo. No fue por casualidad que sus principales aportes lingüísticos y literarios fueran traducidos y estudiados en las universidades tan distantes de Moscú y París, donde especialistas valoraron la dimensión de sus recreaciones, cuando en el Cusco se le regateaban sus méritos y compromisos. Entre sus obras destacan obras de teatro, libros de gramática y algunas hipótesis de lo que llamo el idioma peruano, el intercambio fluido del quechua y del castellano que marcaba una característica idiomática.
Andrés Alencastre era un hombre con ideas y compromisos como señala Enrique Urbano “Era soñador y poeta, amante de las costumbres de su tierra, líder político y socialmente comprometido con las ideas del Partido Comunista, llevaba en su piel las marcas algo contradictorias de su época: romántico pero comprometido socialmente; hacendado o gamonal, pero amante de sus indios o sus ahijados. Lo cierto es que toda la región lo conocía y miraba muchos con admiración y simpatía y otros con odio y desconfianza”. El Killku Warak´a era un hombre de los tiempos, muchos como él hijos de terratenientes o comerciantes había abrazado las ideas de la libertad y la justicia por las vivencias y el estudio, así fue forjado la historia social y cultural en los albores del siglo pasado.
Esa contradicción de la herencia gamonal y el poeta revolucionario, tuvo encuentros y desencuentros, como aquella fatídica noche del 2 de agosto de 1984, en que fue asesinado cruelmente, en unas tierras en disputa en el marco de una omisión y silencio sospechoso del poder judicial y de abogados que atizan fuegos para cobrar mayores dividendos. Andrés Alencastre murió como ser humano y lanzó a Killku Warak´a a la eternidad y a la historia de la cultura andina como su poeta símbolo y maestro de nuevas generaciones. Menos mal que la sensatez en el pueblo de El Descanso ahora la capital del Distrito de Kunturkanki volvió y en reconocimiento a su hijo fundador y representativo ha logrado bautizar a su colegió con su nombre, grandeza del pueblo y grandeza del poeta que más allá de la contingencia vuelve a posarse en la humanidad; este contexto pudo ser expresado por el Cholo Nieto, el otro de los grandes poetas cusqueños que despidió a su amigo y camarada: “Bárbaramente inmolado, víctima propiciatoria de quien sabe qué cultos ancestrales rencores, en un páramo de la frígida puna andina ha caído el más grande poeta quechua contemporáneo Killku Warak´a”. Una aproximación de este ser humano y universal, creador y fatalista son los trabajos del Dr. Abraham Valencia Espinoza y de Odi Gonzales, esfuerzos que debieran ser continuados por instituciones que lamentablemente han olvidado a uno de los mejores hijos del Cusco.
Andrés Alencastre era un hombre con ideas y compromisos como señala Enrique Urbano “Era soñador y poeta, amante de las costumbres de su tierra, líder político y socialmente comprometido con las ideas del Partido Comunista, llevaba en su piel las marcas algo contradictorias de su época: romántico pero comprometido socialmente; hacendado o gamonal, pero amante de sus indios o sus ahijados. Lo cierto es que toda la región lo conocía y miraba muchos con admiración y simpatía y otros con odio y desconfianza”. El Killku Warak´a era un hombre de los tiempos, muchos como él hijos de terratenientes o comerciantes había abrazado las ideas de la libertad y la justicia por las vivencias y el estudio, así fue forjado la historia social y cultural en los albores del siglo pasado.
Esa contradicción de la herencia gamonal y el poeta revolucionario, tuvo encuentros y desencuentros, como aquella fatídica noche del 2 de agosto de 1984, en que fue asesinado cruelmente, en unas tierras en disputa en el marco de una omisión y silencio sospechoso del poder judicial y de abogados que atizan fuegos para cobrar mayores dividendos. Andrés Alencastre murió como ser humano y lanzó a Killku Warak´a a la eternidad y a la historia de la cultura andina como su poeta símbolo y maestro de nuevas generaciones. Menos mal que la sensatez en el pueblo de El Descanso ahora la capital del Distrito de Kunturkanki volvió y en reconocimiento a su hijo fundador y representativo ha logrado bautizar a su colegió con su nombre, grandeza del pueblo y grandeza del poeta que más allá de la contingencia vuelve a posarse en la humanidad; este contexto pudo ser expresado por el Cholo Nieto, el otro de los grandes poetas cusqueños que despidió a su amigo y camarada: “Bárbaramente inmolado, víctima propiciatoria de quien sabe qué cultos ancestrales rencores, en un páramo de la frígida puna andina ha caído el más grande poeta quechua contemporáneo Killku Warak´a”. Una aproximación de este ser humano y universal, creador y fatalista son los trabajos del Dr. Abraham Valencia Espinoza y de Odi Gonzales, esfuerzos que debieran ser continuados por instituciones que lamentablemente han olvidado a uno de los mejores hijos del Cusco.
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