sábado, mayo 12, 2012

AMARU Nro. 4: Entrevista a cineasta cusqueño Luis Figueroa Yábar

ENTREVISTA: A Luis Figueroa Yábar, uno de los directores del Cine Cusqueño

Por: Mario Guevara Paredes




En homenaje al cineasta cusqueño Luis Figueroa Yábar (recientemente fallecido), publicamos un fragmento de la larga entrevista que concedió al escritor Mario Guevara Paredes, y que fue publicada en la revista Sieteculebras, Nº 12, octubre / noviembre de 1998.
Usted, conjuntamente con Eulogio Nishiyama y César Villanueva reali­zan en 1961 KUKULI, con locacio­nes en Paucartambo. Háblenos de la trascendencia de esa película en el panorama del cine nacional y el pa­pel que tuvo en la realización del film.
De retorno a París fui invitado por Henry Langlois, Director de la Cinemateca Francesa, para represen­tar los documentales en su local de la Rue de Ulme, 14. Así tuve la oportu­nidad, entre el selecto grupo de invitados, de conocer a los «gurus» del su­rrealismo francés: Andre Breton y Benjamin Peret, con quienes dialoga­mos sobre el mundo mágico andino.
Me quedé en París durante cerca de dos años, con el apoyo de mis ami­gos surrealistas y del Director de la Cinemateca hice un «estage» en el Centro de Estudios Superiores de la «Radio Televisión Francesa». Como tenía libre acceso a la Cinemateca, asis­tía casi todos los días a las dos funcio­nes que se ofrecían para apreciar las obras de los grandes maestros del Cine Universal. También encontré a Emi­lio Galli y con él montamos El de la valija de Sebastián Salazar Bondy, con la técnica de El Teatro de la Doble Expresión. Me encargué de la escenografía y el vestuario. De Emilio aprendí muchísimo, sobre todo, en dirección de actores. Desde aquellas épocas, so­ñaba con hacer un largo metraje ambientado en ese pueblo maravilloso que es Paucartambo, tierra natal de mis ancestros.
 De regreso al Perú, encontré nue­vamente a Emilio Galli quien me pre­sentó al «Rey de Color», César Villanueva, el «Huanca», Jefe del pri­mer laboratorio de cine en color, «Foto Chrome», empresa del señor Enrique Vallvé, más tarde Kero Films, produc­tora de KUKULI. Con ellos hicimos la primera serie de tres programas en color para una mejor
transferencia al negro y blanco de la T. V., La produc­ción en marcha para el Canal 13 de los Delgado Parker. Yo filmaba y Villanueva procesaba en color Ansco 242 de la Kodak, fabricada especial­mente para la T. V.
Con Villanueva, extraordinario téc­nico en «densisensitometría del color», llegamos a la conclusión que del re­versible (positivo) de la Ansco-color podíamos obtener por ampliación óp­tica de truca, un negativo de 35 mm., color, del que se obtendrían copias para su proyección en salas. Luego de va­rios tests, los enviamos al laboratorio «Alex» de Buenos Aires y vimos que se podía filmar un largo metraje en 16 mm., con cámaras Bolex de cuerda, abaratando considerablemente los costos de producción. Fue emocionante ver 3' de ampliación proyectada en gran pantalla de la Sala de la distribuidora «Libertad» del señor Luis Bolaños, quien sorprendido por la buena cali­dad
de la imagen, nos apoyó y creyó en nosotros, siendo más tarde el dis­tribuidor de KUKULI.

Aquí aparece un personaje importantísimo, Eulogio Nishiyana, el «Chinito», mi gran amigo del Cine Club Cuzco, quien aportaría su valio­sa formación técnica, sus equipos de 16 mm., luces y sonido. Luego apare­ce un volcán de sueños y pasiones, Hernán Velarde, entrañable amigo, más Alfonsina Barrionuevo que sería la gran vocera de KUKULI, a través de la prensa nacional.
   Con Hernán escribimos el guión literario y él también aportó los diálo­gos en quechua. Sólo faltaba la pelí­cula y el dinero para el rodaje. El «Huanca», con sus habilidades de pres­tidigitador y su capacidad de conven­cimiento, se encargó de conseguir los 20,000 pies de película, apenas para filmar 2 a 1, donada por su Jefe, el Sr. Vallvé de «Foto Chrome», y algo de dinero para empezar el rodaje, fondos que se agotaron durante la primera se­mana de las festividades de la Mamacha Carmen, en Paucartambo. Villanueva tuvo que viajar a Lima para buscar financiamiento. La verdad es que no podíamos parar, por lo que mi hermano Raúl y su esposa Elba debie­ron asumir los gastos en este tramo del rodaje. Villanueva viajaba con frecuen­cia a Lima a conseguir dinero de los financistas, enviar los materiales de 16mm. para su revelado en la Kodak de USA y, en fin, resolver todos los pro­blemas que implica una producción.
De esta manera, el peso de la filma­ción recaía básicamente en Eulogio, primera cámara y dirección de fotografía. Yo estaba en la dirección y, aseso­rado por Emilio Galli, en la dirección actoral; cuando estaba, Villanueva par­ticipaba también en la realización. Se desempeñó como un valioso Director de Producción, convenció a los financistas para lograr un precio de excepción y al mismo Laboratorio «Alex» de Buenos Aires, en lo que sería, incluso para los argentinos, la primera experiencia en el mundo de ampliar un largo metraje de 16 a 35 mm. por el sistema de truca, cuyo cos­to de otro modo habría sido enorme.
Así, en Paucartambo y Mollomarca la filmación no se detenía. Mi herma­na Judith (Kukuli), Víctor Chambi (Alaco), al que se tuvo que doblar, pues no hablaba el quechua; Lizardo Pérez (Ukuko), Emilio Galli, (cura), acepta­ron generosamente un pago diferido por su trabajo actoral.
 Sería largo enumerar lo aconteci­do y aun no revelado, durante la fil­mación. Lo importante es que fue rea­lizada con muchísimo amor y total entrega por todos nosotros; nos acom­pañaron en este sueño maravilloso, todos los actores, el pueblo de Paucartambo, los campesinos de Mollomarca, extras, colaboradores y toda la familia de mi hermano Raúl. Posteriormente, recibimos los valiosos aportes de Efraín Morote
Best, prólo­go, y Sebastián Salazar Bondy, relato en la voz de Eduardo Navarro; Arman­do Guevara Ochoa, con las composi­ciones musicales, grabadas en gran parte por la Sinfónica de Pekín. Esto no se reveló por razones de seguridad, pues no olvidemos que en el Perú go­bernaba la más abyecta oligarquía con Manuel Prado, que, entre otras cosas, prohibía viajar a los llamados países socialistas.
Quiero mencionar también a quie­nes con especial esmero contribuyeron desde Argentina: Ricardo Niztal, edi­ción y sonorización, y Luis Longo de Laboratorios «Alex» que junto con Villanueva supervisaron la proeza téc­nica de ampliar la película de 16 a 35 mm. Finalmente, al público de todo el Perú que nos dieron su entusiasta apo­yo y estímulo aplaudiendo la película. En el Cuzco escuché comentarios de personas que habían visto hasta por ocho veces KUKULI, considerada como «partida de nacimiento del cine nacional» es, además, la primera pelí­cula hablada en quechua.



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