LOS SANTOS Y PUTOS DEL CUSCO
La
Real Academia de la Lengua Española, en la última de sus versiones del
diccionario que edita, ha incorporado la palabra y el concepto de AMIGOVIA y AMIGOVIO, para reconocer la existencia en la vida de los humanos,
una relación que vas más allá de la amistad y un poco menos que el noviazgo,
que es la antesala del matrimonio. La Academia tan rigurosa y conservadora en
el reconocimiento de nuevas expresiones, ha optado por esta palabra fusionada o
aglutinante de amistad y noviazgo, para reconocer un hecho real de la libertad
amatoria y la plenitud de la sexualidad de estos tiempos.
Pensé
de manera equivocada que en el Cusco, por su condición de ciudad cosmopolita
con ciudadanos del mundo que van y vienen, personas incrustadas en las redes
sociales durante la mayor parte de sus horas libres y laborales, tenían una
visión de la convivencia humana más tolerante, comprensiva y diversa, pero qué
gran equivocación; todavía muchos de los paisanos están en la prehistoria de la
libertad y el respeto a la diferencia.
Cerca
de siete mil personas, visitaron el anuncio de la presentación del libro
escrito por Mónica Cabrejos en el Facebook, la mayoría de ellos para expresar
libremente sus complejos, vulgaridades y sobre todo la hipocresía de lanzar
comentarios, sin haber hojeado el forro negro del texto “Ni Puta ni Santa”,
sacaron el morbo más íntimo y brutal los fornicarios, los pega mujeres, los que
son y no quieren salir del closet, los alfa y zeta de la pornografía, de esos
que el viejo Sigmun Freud lo señala como los más primitivos usuarios del sexo,
de los que prolongan su instinto animal irracionalmente.
Otros,
supuestamente ilustrados y académicos, expresaban su incomodidad con el libro y
la autora; señalando doctoralmente que la obra, no estaba a la altura de un
clásico de la literatura y menos calificada para un Premio Nobel; como si
alguien escribiera pensando en el reconocimiento; ya en el colmo los más
cucufatos señalaban, que empezando por el título era puro libertinaje y puterío.
Claro que algunos pueden escribir sin recriminación alguna como García Márquez sus
Memorias
de mis Putas Tristes, o Roberto Bolaño publicar Putas Asesinas sin rubor alguno, libros a la que los poseros corren
a comprar y así adornar la estantería “intelectual” de sus casas y bibliotecas;
pero si a una morocha y sensual se le ocurre escribir popular y divertidamente,
directa y transparentemente acerca de las experticias y aprendizajes de su
generación en el campo del eros, de los instintos y recovecos del amor y la
reproducción, la sexualidad como impulso de la vida, salen inmediatamente los
monjes de la muerte y la repulsión, el thanatos destructivo y autodestructivo
que asola nuestros cerebros como en los tiempos de la inquisición.
Cuántas
mujeres, sólo por el hecho de defender sus causas y creencias en distintos
tiempos y circunstancias, son bestialmente satanizadas de santas putas, sin ir muy lejos María Magdalena fue desterrada de la
Iglesia Oficial con los peores insultos y difamaciones, para entronizar y
justificar el patriarcado y el machismo de San Pedro y sus herederos; menos mal
que estudios recientes reivindican su figura como la compañera y probablemente
la más virtuosa de las discípulas de Jesucristo, pero las Magdalenas ya son putas de
naturaleza bíblica, así de simple se usa también la sexualidad, para construir
los pilares del poder fáctico celestial y terrenal.
Los
que logramos leer el trabajo de Mónica Cabrejos, sabemos que no pretende ingresar
al campo del debate filosófico y moral de temas relacionados a la plenitud del
sexo, la soledad y libertad como alternativa a las familias nucleares, mira al
poder y la política risueñamente desde la alcoba, hay y son otras autoras y
especialistas los que pueden estudiar y argumentar las tendencias del mundo femenino
desde el enfoque de la soledad, la malicia, el trabajo y la libertad que tienen
las féminas en los campos de la vida humana.
Precisamente
la reivindicación de la soledad y la libertad, la malicia y la divergencia con
el tabú machista, discurren en los diversos textos apuntalados en el libro de
Mónica Cabrejos, redactados de manera simple, irreverente y provocadora, como
debe ser un trabajo de una mujer que salió de la barriada y la farándula, para
convertirse en comunicadora social y sicóloga, licenciaturas alcanzadas con disciplina
y talento.
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