jueves, noviembre 13, 2014

LOS SANTOS Y PUTOS DEL CUSCO


 
LOS SANTOS Y PUTOS DEL CUSCO

La Real Academia de la Lengua Española, en la última de sus versiones del diccionario que edita, ha incorporado la palabra y el concepto de AMIGOVIA y AMIGOVIO, para reconocer la existencia en la vida de los humanos, una relación que vas más allá de la amistad y un poco menos que el noviazgo, que es la antesala del matrimonio. La Academia tan rigurosa y conservadora en el reconocimiento de nuevas expresiones, ha optado por esta palabra fusionada o aglutinante de amistad y noviazgo, para reconocer un hecho real de la libertad amatoria y la plenitud de la sexualidad de estos tiempos.

Pensé de manera equivocada que en el Cusco, por su condición de ciudad cosmopolita con ciudadanos del mundo que van y vienen, personas incrustadas en las redes sociales durante la mayor parte de sus horas libres y laborales, tenían una visión de la convivencia humana más tolerante, comprensiva y diversa, pero qué gran equivocación; todavía muchos de los paisanos están en la prehistoria de la libertad y el respeto a la diferencia.

Cerca de siete mil personas, visitaron el anuncio de la presentación del libro escrito por Mónica Cabrejos en el Facebook, la mayoría de ellos para expresar libremente sus complejos, vulgaridades y sobre todo la hipocresía de lanzar comentarios, sin haber hojeado el forro negro del texto “Ni Puta ni Santa”, sacaron el morbo más íntimo y brutal los fornicarios, los pega mujeres, los que son y no quieren salir del closet, los alfa y zeta de la pornografía, de esos que el viejo Sigmun Freud lo señala como los más primitivos usuarios del sexo, de los que prolongan su instinto animal irracionalmente.

Otros, supuestamente ilustrados y académicos, expresaban su incomodidad con el libro y la autora; señalando doctoralmente que la obra, no estaba a la altura de un clásico de la literatura y menos calificada para un Premio Nobel; como si alguien escribiera pensando en el reconocimiento; ya en el colmo los más cucufatos señalaban, que empezando por el título era puro libertinaje y puterío. Claro que algunos pueden escribir sin recriminación alguna como García Márquez sus  Memorias de mis Putas Tristes, o Roberto Bolaño publicar Putas Asesinas sin rubor alguno, libros a la que los poseros corren a comprar y así adornar la estantería “intelectual” de sus casas y bibliotecas; pero si a una morocha y sensual se le ocurre escribir popular y divertidamente, directa y transparentemente acerca de las experticias y aprendizajes de su generación en el campo del eros, de los instintos y recovecos del amor y la reproducción, la sexualidad como impulso de la vida, salen inmediatamente los monjes de la muerte y la repulsión, el thanatos destructivo y autodestructivo que asola nuestros cerebros como en los tiempos de la inquisición.

Cuántas mujeres, sólo por el hecho de defender sus causas y creencias en distintos tiempos y circunstancias, son bestialmente satanizadas de santas putas, sin ir muy lejos María Magdalena fue desterrada de la Iglesia Oficial con los peores insultos y difamaciones, para entronizar y justificar el patriarcado y el machismo de San Pedro y sus herederos; menos mal que estudios recientes reivindican su figura como la compañera y probablemente la más virtuosa de las discípulas de Jesucristo, pero las Magdalenas ya son putas de naturaleza bíblica, así de simple se usa también la sexualidad, para construir los pilares del poder fáctico celestial y terrenal.

Los que logramos leer el trabajo de Mónica Cabrejos, sabemos que no pretende ingresar al campo del debate filosófico y moral de temas relacionados a la plenitud del sexo, la soledad y libertad como alternativa a las familias nucleares, mira al poder y la política risueñamente desde la alcoba, hay y son otras autoras y especialistas los que pueden estudiar y argumentar las tendencias del mundo femenino desde el enfoque de la soledad, la malicia, el trabajo y la libertad que tienen las féminas en los campos de la vida humana.

Precisamente la reivindicación de la soledad y la libertad, la malicia y la divergencia con el tabú machista, discurren en los diversos textos apuntalados en el libro de Mónica Cabrejos, redactados de manera simple, irreverente y provocadora, como debe ser un trabajo de una mujer que salió de la barriada y la farándula, para convertirse en comunicadora social y sicóloga, licenciaturas alcanzadas con disciplina y talento.